viernes, 26 de diciembre de 2014

Las mujeres y el seppuku

Las mujeres nobles podían enfrentarse al suicidio por multitud de causas: para no caer en manos del enemigo, para seguir en la muerte a su marido o señor, al recibir la orden de suicidarse, etc.

Técnicamente, el suicidio de una mujer no se considera harakiri o seppuku, sino «suicidio» a secas, jigai en japonés, en oposición al término habitual para la palabra, jisatsu.

La principal diferencia con el seppuku es que, en lugar de abrirse el abdomen, en el jigai se practicaba un corte en el cuello, seccionándose la arteria carótida con una daga con hoja de doble filo llamada kaiken. Previamente, la mujer debía atarse con una cuerda los tobillos, muslos o rodillas, para no padecer la deshonra de morir con las piernas abiertas al caer.

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